La vida de Felicia, hermosa cuarentona y profesora de inglés, es un páramo de insatisfacciones, pero el Azar acude en su ayuda llevándola al encuentro de inesperados personajes del extrarradio legal, artífices de una pequeña pero lucrativa productora de hard-core: la Raven Dreams, ltd. –más que una empresa clandestina, una Fraternidad–. Así conocerá a Virginia y a la señora Robinson. La primera, una bella dieciochoañera de doble vida: desganada colegiala por el día, y promisoria estrella porno por la noche; la segunda, una soberbia matrona sin edad definible, muy sagaz y de un olfato sobrenatural, y a quien guía en la vida un duende que le habla al oído. Y al señor Cuervo, inversionista extranjero en Cuba, en la parte visible del iceberg, pero el gurú de la secta en la sumergida, su Gran Arquitecto: un cincuentón plurinacional, cosmopolita y filósofo, que aspira a elevar el porno duro a la categoría de arte mayor.
Una historia de protagonismos compartidos con otros personajes no menos singulares. A saber: una escultural, dionisíaca funcionaria del consulado español en La Habana / un joven subgerente arribista y fornicador, caricatural yupie cubano / una noble ama de casa, tan decente como llena de fuegos uterinos / un ex compañero-revolucionario cuya única motivación hoy es su viejo automóvil /una genial disidente psiquiátrica / un marica estrafalario, amigo y profesor de chicos discapacitados / un mongoloide capaz de ganar una difícil partida deajedrez para lograr el favor de la chica que ama…
Una novela en clave satírica, en la que el humor, el sexo y el absurdo forman un ménage à trois en La Habana del nuevo milenio, la del Período Especial Prolongado.
Sin la pretensión de convertirse en una fábula milesia, pero tomando en préstamo las herramientas de éstas, HORNO PARA BOLLOS se libra a la guarrería y la picaresca, en el afán de ser, realismo burlesco mediante, una suerte de shock in the system, un aldabonazo expresivo para un país y su época tan necesitados de transparencias.
