Pero aunque la sensibilidad extrema se asocia al perfeccionismo, la desconfianza y la vulnerabilidad, también está relacionada con la creatividad, la empatía y un elevado sentido de la justicia y la comprensión hacia el otro.
En este libro, la terapeuta Kathrin Sohst nos ayuda a descubrir si pertenecemos a ese 20 por ciento de la población altamente sensible y nos da pautas para sacar el máximo potencial a este don que nos permite apreciar todos los matices de la vida.